“Nunca debí hacerlo”: Dos personas trans se arrepintieron de su decisión y aconsejan pensarlo bien
Ritchie y Amber, de Inglaterra, sienten que fueron impulsados a hacer su transición de género y ahora esperan que otras personas puedan analizar con claridad antes de dar este paso. Ambos volvieron a sus géneros de nacimiento, aunque ya no era lo mismo.
Las personas que no se sienten cómodas con el género asignado al nacer tienen la posibilidad de hacer una transición para así tener que corresponda con los que sienten. Sin embargo, para ello hace falta una seguridad total de que se quiera dar este paso y estar muy bien asesorados.
Esto es de vital importancia para evitar que ocurran caso como el de estas dos personas que hasta hace poco fueron trans. Se trata de Amber y Ritchie, quienes se arrepintieron de hacer esta cambio en su vida y acusan a los activistas LGTBIQ+ de presionar a las personas como ellos a tomar esta decisión.
“Esto no es reversible, el experimento terminó para mí, realmente no hay vuelta atrás”, comentó Ritchie, de 35 años de edad, quien hizo su transición de hombre a mujer, según reseñó Daily Mail.
Por otro lado, Amber nació siendo mujer y por un tiempo creyó que se identificaba como varón. Por ello recibió los tratamientos de testosterona que necesitaba para tener los de un hombre promedio y así ver los cambios que deseaba en su cuerpo. También tuvo que someterse a cirugías para completar su transición.
Sin embargo, en todo ese proceso comenzó a presentar dificultades de salud. Ambos, originarios de Reino Unido, dieron sus testimonios en la película No Turning Back, de la productora Branded Film Studios. Ahí reflejaron algo de que lo que poco se habla en cuanto a la transición de género: quienes no quedan conformes.
Ritchie, quien es funcionario en Inglaterra, pasó casi 10 años siendo una mujer trans hasta que sintió que no podía más. Afirmó que en el momento que decidió cambiar su género,e n 2014, los procedimientos fueron muy fáciles y rápidos, por lo cual siente que hubo un manejo irresponsable de su caso.
“La primera pregunta que me hicieron cuando vi al psiquiatra fue si quería una cirugía de reasignación de género. Le dije: ‘No estoy seguro, me gustaría algo de tiempo y escuché que podría tener terapia'”, recordó.
“Pero sentí que me comunicaron que no eran un servicio de salud mental, estaban allí para ayudar a las personas en la transición médica. Querían que me operara más de lo que yo quería operarme, fue realmente extraño”, agregó.
Pasó un tiempo recibiendo hormonas pero no terminaba de aceptar la cirugía. “La rechacé en 2015, la rechacé en 2016, luego en 2017 el psiquiatra me dijo: ‘Estás establecido en tus hormonas, si no quieres operarte te damos de alta’. Pero estaba en medio de esa terapia crítica, que era el ancla que necesitaba en el mundo para mantenerme bien. Luego me dijeron que me darían de alta si no entraba en esta lista“, explicó.
Fue así como finalmente procedió a entrar al quirófano, donde no la pasó nada bien y se arrepiente del resultado, al considerar el proceso “extremadamente brutal”. Además, esto le trajo consecuencias posteriormente, como el dificultad para ir al baño, dolores e incomodidades, en cuanto a lo físico pero también sufre psicológicamente por ello.
“Incluso si estás contento con eso, es difícil. Pierdes energía, te vuelves extremadamente fatigado y vulnerable porque reconoces que no tienes ese poder en cierto sentido, es una sensación muy extraña. Así que volvía al psiquiatra todos los meses y en cada sesión decía que me sentía igual: ‘Esto es jodidamente mental, nunca debí haber hecho esto'”, dijo.
Por eso decidió hacer su conversión nuevamente a hombre, a pesar de que no sería lo mismo nunca. “Esto no es reversible, el experimento terminó para mí, realmente no hay vuelta atrás”, expresó.
En el caso de Amber, luego de 3 años recibiendo tratamiento de testosterona empezó a arrepentirse. “Mis órganos reproductivos femeninos comenzaron a tener algunos problemas. No he tenido ninguna experiencia menstrual desde el inicio de la testosterona y en el momento en que llegué a unos 2 años y medio con testosterona, comencé a experimentar mucho dolor intenso en la región genital”, contó.
“Creo que lamento la velocidad con la que abordé la transición, especialmente el aspecto médico. No creo que buscar un diagnóstico fuera necesariamente un problema y experimenté disforia de género. Pero la prisa por tener una intervención quirúrgica y tener hormonas es definitivamente algo que desearía haber tomado más tiempo”, agregó.
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